QUÉ PENSARÁ BAUMGARTNER…
Hoy era el día. Hoy culminaba el “Proyecto Stratos”, un
proyecto basado en un hombre que superaba la velocidad del sonido descendiendo
en caída libre arrojándose desde la estratosfera a la que ascendía en un globo.
Con esto se superan cuatro records.
Los descubrimientos médicos y aeronáuticos son incuestionables
y el despliegue tecnológico es impresionante, a nadie le cabe duda. Pero a mí
me gustaría reflexionar sobre Félix
Baumgartner, un visionario valiente, y lo que representa.
Baumgartner parece una figura mitológica, un mortal que
intenta una proeza digna de dioses, un Ícaro redivivo. Todas las personas
tienen una opinión sobre él, posee la dualidad entre loco-héroe que desde
siempre ha fascinado al ser humano. La lista de héroes, de personas capaces de
prodigios fuera de lo común, ha sentado los parámetros morales y éticos de
generaciones, y como cada uno tenemos nuestros propios héroes reales o
ficticios han forjado nuestra propia personalidad.
Porque a todos nos encantan los héroes. Nos encanta
pensar que alguien tiene la respuesta inesperada, la solución imposible o la panacea
para los problemas mundanos. Y eso se nota. Ante los problemas graves lamentablemente
se nota.
Tomemos por ejemplo la economía nacional. En vez de
asumir nuestros propios errores y nuestras propias virtudes económicas,
buscamos un héroe (ahora es de origen germánico, más adelante ya veremos…) que
nos solucione la papeleta con una superidea. Alguien por encima de lo humano
que nos “rescate” en momentos de peligro.
Pero buscamos un héroe equivocado. Para la solución de
problemas graves necesitamos a alguien como el Mago de Oz.
Porque
detrás de la cortina y de su título de mago no había encantamientos ni hechizos,
sino un hombre normal con mucho sentido común. Sólo con buenos consejos
gobernaba con éxito en un país de fantasía, brujas buenas y malas, monos
voladores y animales parlantes.
Y en nuestro país (que de cosas raras tenemos también lo
nuestro), debemos dejar de buscar héroes ideales y prestar más atención a los
ciudadanos con sentido común que cada día son profesionales dentro de su oficio,
a los pequeños empresarios que mantienen su empresa con la que está cayendo (son
los grandes empresarios los que se han dado el mayor batacazo) o a los viejos
que sobrevivieron a la posguerra y sacaron un país adelante. Ahí es donde
debemos depositar nuestras esperanzas.
Cada uno hemos elegido nuestros propios héroes. El
sentido común del Mago de Oz contrasta con la osadía visionaria de Baumgartner,
ambas cosas son importantes, pero ambas deben ser elegidas con cuidado.
Si finalmente se culmina el “Proyecto Stratos” lo
recogeré en una nueva entrada. Veremos si Baumgartner recorre el camino de baldosas amarillas. Pero hasta ese momento,
reflexionad sobre vuestros propios héroes y cuánto tenéis de ellos.
Mantened el cuerpo
sano y la mente despierta.
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