Tras un turbulento reposo, vuelvo por este espacio con mi
caballo de batalla favorito, el mundo de la moda. Y la novedad es que, por una
vez, estoy a favor.
Repito: A favor del nuevo invento del mundo de la moda: El
Hombre Lumbersexual.
El concepto etimológico proviene de madera, maderero o
leñador, y conlleva camisas de cuadros, barbas y cierto aspecto hosco. Y me
gusta por dos motivos:
1- Porque se autoproclama “invento femenino”. Y es que de la
psique de la mujer sale este hombre estereotipadamente rudo y
paradigmáticamente viril, lejos del aspecto asexuado y andrógino que los diseñadores más famosos (y más gays) quieren hacernos crear y creer. Por una vez no hay “negación
de la carne”, parece que aquí hay lo que hay y el invento femenino va a lo que va.
El ídolo de masas Al "Camisas de Franela" Borland |
Ya sé que puede ser más de lo mismo, que podemos debatir
sobre el desarrollo pendular extremo de las tendencias (pasando del cuidado
metrosexual al desaliñado lumbersexual) o analizar si es una estratagema de
venta de camisas de franela (ya que Ryan Gosling, quirúrgicamente retocado y con dieta hiperproteica, es su mayor
exponente). Pero lo voy a dejar pasar en honor al segundo motivo.
2- Por la definición que he encontrado en una revista de
moda: “Responde a un hombre barbudo, con
camisa de cuadros y que exuda feromonas. Es básico, asilvestrado, muy vinculado
a la naturaleza y que, en teoría, no cuida su imagen”. Quién nos iba a decir
a mis compañeros de vestuario y a mí que desde hace años, sin mirar una revista
y vestidos con cuadros, ahora marcamos tendencia.
Quién nos iba a decir entonces a los eternos franelistas de campo que seríamos el cúlmen del diseño.
“Desde
este intrascendente rincón yo os convoco: Luzcamos con orgullo camisas viejas
que llevamos años poniéndonos porque son cómodas (y abrigan) y no nos afeitemos
más por pereza porque hoy, asilvestrados (¿?) a
cuadros, estamos a la última”
Nos saldrán imitadores, cuidarán sus barbas para que parezcan
descuidadas y comprarán camisas nuevas, pero nosotros somos los auténticos. Somos
los camisas viejas, los ahora asilvestrados.
Llevamos años, sin saberlo, siendo lumbersexuales.
Vinimos para quedarnos