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sábado, 2 de marzo de 2013

DJANGO DESENCADENADO



Dicen que la desilusión es la distancia entre las expectativas y la realidad. Mucho se puede esperar de un director como Tarantino, pero su última película, “Django Desencadenado”, hace parecer buena a la infumable “Death Proof”, donde que por lo menos se esforzó en enseñar carne.

En una sucesión previsible y poco convincente de escenas inacabadas, Tarantino rocía de sangre la pantalla mientras reblandece el más clásico western para convertirlo en una cápsula tragable por personas con afán de postureo que se empeñaron en convencerme de que el film era un western moderno, un drama sureño o incluso un alegato de la igualdad de derechos, mientras se tiran el rollo de entendidos de cine por decirse fans del director.

Como televidente que se crió viendo pelis del oeste, jugando con indios y vaqueros de plástico de colores, que tuvo arganboys unionistas y confederados y que con el tiempo heredó las novelas de Estefanía que su abuelo y su vecino leían e intercambiaban, me considero lo suficientemente ducho en westerns como para decir que la peli es un bodrio inasequible para cualquiera familiarizado con el género. 

Quentin Tarantino se merece morir en sus películas por perturbar el recuerdo de John Wayne.
Cállate, o desperttarás a John Wayne...

En su intento de emular a Sergio Leone, se ha desviado tanto que ha acabado copiando el modelo de las horrísonas comedias románticas con una película con un protagonista incomprendido, una pareja que se quiere mucho pero está obligada a separarse y una historia tan predecible donde sobraba todo el metraje. Por lo menos el director de Mi Gran Boda Griega tuvo la decencia de sólo robarnos 95 minutos de nuestra vida y tuvimos la esperanza de un final feliz.

La peli sólo ha servido para aumentar mi odio por un hierático Jaime Foxx (menudo nombre de prostituta mujer que vende su cuerpo por dinero) hasta ponerle en mi lista de enemigos por encima de Macaco. 

           Lo único salvable de la película es el oscarizado papelón de Christoph Waltz.

Somos nosotros contra ellos

4 comentarios:

  1. En esta ocasión temo que no estoy del todo de acuerdo con tu análisis. Aunque creo que Django falla en algún punto básico, el que no exista un auténtico antagonista que sirva de unión para las dos partes de la película, o el que el personaje de Waltz se coma, en carisma (y por la elección de los actores, interpretativamente), a Django son sin duda dos problemas a resaltar. No obstante, creo que Tarantino hace un par de cosas interesantes, trata temas bastante tabú en los western al uso, como el racismo llevado a lo decadente, el sistema de ley draconiano del oeste o esa relación Jackson-Di Caprio (que ultimamente sus actuaciones me hace tragar mis críticas hace él). Para mi Tarantino vuelve a mostrar que es magistral es su dominio de la escena y el plano, así como al meter ciertas morcillas en los diálogos, datos totalmente ajenos a la trama, que por otra parte le dan un aire más real a los diálogos, dando la sensación de que los personajes hablan pero no para informar al espectador. Aunque creo que Tarantino añade un extra de sangre innecesario, esta vez se ha controlado e incluso se ha mostrado sobrio en algunas escenas que en ptras películas hubiese sido un festival del morbo. No es su mejor película (principalmente por los últimos 15 minutos de película) me parece bastante aceptable. Eso si es apta para los amantes del western clásico.

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    1. Jajaja!!! Menos mal que alguién, además de este beholder, da su opinión en este blog. Empezaba a parecer Javier Nart.
      De acuerdo con tu opinión sobre escenas y planos y acepto tu punto de vista en los temas tabú. Pero un amante del western se decantaría por Open Ranch, no por este film.

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  2. Puedes pasar por donde el vecino, apasionado e infatifable lector de las historias de Estefanía y comentar las "creibles" historias de esas novelas donde se mataba a 13 malhechores con 12 balas...;)

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    1. Que razón tienes lector/a.
      En alguna que leí, ni siquiera se comprobaba que fueran malhechores, el sheriff llegaba y disparaba a todo el mundo...Y recuerdo ahorcamientos sin juicio previo. Y en eso he de reconocer que Django lo clava.
      No creo que mi vecino aún las tenga, si las devolvías al kiosko te daban pasta, en una mezcla entre compra y prestamo antecesora de los portales donde te descargas ebooks por la cara.
      Gracias por comentar con tanto tino.

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