LA LEYENDA DEL NOVIO SIN CABEZA (IV)

LA AMENAZA DESVELADA

                Tras largas noches de insomnio donde las mismas preguntas llamaban a la puerta de mi subconsciente, conseguí cruzar los testimonios de aquellos testigos que tuvieron contacto directo con el “misterioso novio decapitado”.

                PISTA Nº 4: HISTORIA DE LA MORGUE

                Las últimas pesquisas indicaban la posible existencia de una segunda pareja de novios. Esto aportaba una nueva perspectiva al caso, como si varias realidades de sendos multiversos convergieran en un solo plano material. Por ello, decidí contrastar las historias de aquellos que poseían pruebas fehacientes de la existencia de la segunda pareja de novios.

                El testimonio de Massimo: Esperé a Massimo, reconocido deportista de nuestra comunidad, en aquel lugar donde a ciencia cierta podría localizarlo: la salida del gimnasio. El intercambio de información fue rápido y escueto: “Sí, existe la cabeza y existen los novios. Yo vi ambas cosas, pero no lo hice. Encubrí el crimen escondiendo la cabeza bajo un cortinón, para protegernos a todos de la polémica.”

                Sin ser vulkaniano pude colegir que el razonamiento lógico certificaba que si existía cabeza, existía cuerpo y por tanto “los ahora marido y mujer” no mentían, y por tnato no eran sádicos, sino víctimas de un mismo complot. No obstante, mi faceta empirista nunca duerme y quise asegurarme de todo ello con una llamada telefónica.

                El testimonio del “ahora marido”: De regreso por su paso por Italia, el “ahora marido” recibió mi llamada con atención. Tras cerciorarme que era partícipe de mi inocencia (y de la de mi hermana) le expuse mis teorías. El bajo tono de su voz revelaba su recelo, compartía mi teoría: “es una amenaza hacia mi persona, alguien intenta mandarme un mensaje”, confesó, y aún sin ver su rostro puedo asegurar que la preocupación lo surcaba. Temo que la cabeza decapitada aparezca un día en su cama. Y él también.

                Habiendo corroborado ambos testimonios, la actuación del verdugo era aún más inquietante. No era sólo el siniestro decapitador que actuaba guiado por el sadismo, era un frío y calculador asesino que persigue un inquietante fin oscuro. Aunque ligeramente intimidado por el perturbador cariz del verdugo, seguiré adelante para desvelar este misterio. Un amigo que sabe mucho de historias me ha dado una nueva pista de alguien muy relevante del día de autos: se le conoce como el pastelero.