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domingo, 24 de junio de 2012

FANTASMAS INTERIORES


LOS FANTASMAS INTERIORES O LA PERSONALIDAD RELATIVA
                Dicen que “odiamos en los demás las cosas que detestamos en nosotros mismos”. Y hay pruebas que lo demuestran: Los frikis de Star Wars odian Star Trek, la prensa deportiva madridista odia a la catalanista y los chulos de gimnasio no se soportan entre sí. Yo por mi parte odio a la gente que “da palos”.
                Y sí, marcadamente crítico como soy no puedo soportar a la gente que saca punta a todo. Puedo argumentar que lo que no me gusta es la crítica ventajista sin criterios o la descalificación, pero estaríamos entrando en el farragoso debate de si Cristiano es más tonto que Alves o si un jedi hace picadillo a Spock. Invito a todos a hacer una reflexión sobre una persona que no le agrada aunque comparta consigo mismo bastantes similitudes.
                Quizá por ello también se digan que “polos opuesto se atraen”. Una de las personas más anatemáticas a mi existencia es Silvio Berlusconi. Personaje en cuestión que genera en mí una grotesca repulsión-fascinación propia del cine de Berlanga. Nunca dejó de sorprenderme. Aparte de sus sonados escándalos, rescato para este espacio como tenía para todos en política (en otros ámbitos tenía para todas). Cuando un diputado le increpó que dejara su puesto y se fuera a casa, él le respondió: ¿A cuál de mis 20 casas quieres que me vaya? Hay que tener jeta para decir eso siendo presidente electo de un país.
                Pero por rescatar otra perla, cuando otro diputado de corte conservador le dio caña en el congreso, se fue a la RAI y contó el siguiente chiste: “comprendo que tal diputado esté tan enfadado, perdió un familiar en Auswitch. Se cayó de una torre de vigilancia”. Ese día me dejó sin palabras.
                Pero la repulsión siempre supera a la fascinación, porque Berlusconi representaba a todo un país, y no podemos tragar que aquellos “funcionarios públicos” que hablan en nuestro nombre digan lo que les plazca, sino que sean consecuentes con lo que hacen y con lo que dicen, y si no están preparados o no les apetece, que se quiten de la poltrona.
A continuación os dejo otro ejemplo patrio (paradójicamente un fantasma interior): 


Mantened el cuerpo sano y la mente abierta.

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